El propósito produce beneficios

Cuando sabes por qué trabajas, todo funciona mejor.

El propósito produce beneficios
Foto de Oriol López

Escribo este artículo desde un hotel en el Pirineo de Lleida, donde he venido a visitar a un cliente. Al llegar, he enviado el resumen de acciones de la reunión de esta mañana con otro cliente, he agendado una reunión con un nuevo cliente, y he escrito seis páginas de mi próximo libro.

Todo esto, entre baño y baño, para sobrellevar mejor el calor asfixiante que estamos viviendo estos días en Catalunya.

Mi productividad, por tanto, no la mido por las horas trabajadas, que no han sido muchas si contamos las tres horas de trayecto, sino por los resultados obtenidos: suscriptores satisfechos por haber recibido mi consejo, una editora tranquila porque el libro llegará a tiempo, y un nuevo cliente ilusionado con convertir su empresa en el pilar de su vida, y no al revés.

Peter Drucker ya advirtió en los años sesenta que los trabajadores del conocimiento no podían ser evaluados ni dirigidos como los industriales o agrícolas. Por eso, las empresas que mejor funcionan son las que abordan el trabajo con una mentalidad orientada a la calidad, y no a la cantidad.

Asfem, el despacho fiscal de mis padres, era conocido por su productividad. Pero, al contrario de lo que podría pensarse, esa productividad no se basaba en largas jornadas, sino en tres pilares que, a mi entender, siguen siendo la base de cualquier empresa de conocimiento que quiera prosperar:

  • En primer lugar, la satisfacción del cliente, que se consigue aportándole valor mediante nuevos servicios y una experiencia mejor. En resumen, prestando atención a sus necesidades.

  • En segundo lugar, la satisfacción del equipo, que se logra ayudando a las personas a crecer profesional y personalmente, formándolas, retribuyéndolas adecuadamente y proporcionándoles las herramientas necesarias para trabajar en calma.

  • Y, por último, la satisfacción de los socios, que permite a la familia empresaria vivir la vida que desea, gracias a un negocio financieramente sano y operativamente equilibrado.

En Asfem, lo conseguimos todo. Clientes fieles que confiaban en nosotros, nos recomendaban y pagaban puntualmente por el valor recibido. Profesionales que no tenían que justificar su tiempo, sino que respondían por sus resultados, con libertad para lograrlos. Y unos socios (mis padres) que vivían la vida que querían, gracias a la empresa que habían construido.

Tu 1 %

Si dibujaras un diagrama de Venn con tres círculos, y en cada uno colocas los tres factores clave de la productividad (clientes, personas y socios), ¿dónde situarías ahora mismo a tu empresa?

© Oriol López 2025

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Oriol López Villena

Oriol López Villena asesora a los empresarios para desarrollar estrategias de crecimiento para sus negocios y convertirse en socios estratégicos de sus clientes, añadiendo, vendiendo y entregando más valor, de modo que se conviertan en clientes de por vida.

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