¿Haces de técnico o empresario?
¿Has visto al presidente de Telefónica poner cable en una calle?
Imagínate una pirámide.
- En la base encontramos a los técnicos, que hacen el trabajo necesario para la existencia del negocio. Producir.
- En medio están los directivos, que se encargan del buen funcionamiento del negocio. Gestionar.
- Y arriba de todo está el empresario, que trabaja en el futuro del negocio. Crecer.
Cuando creas la empresa, tu posición es la de hombre orquesta, pero con los años (y el crecimiento) deberías ir subiendo la pirámide y asegurarte que sigue haciéndose el trabajo técnico que asegura el funcionamiento de la empresa, apoyado en una dirección que gestiona y decide, para acabar haciendo de empresario y centrado exclusivamente en la estrategia de la empresa.
Pensaba en ello hace unos días, cuando un empresario me pidió consejo: "no estoy dedicándome a la estrategia como quisiera, y encuentro que eso está limitándome a mí y al negocio." Era cierto. La empresa seguía anclada en la misma cifra de facturación y, a pesar de que había hecho esfuerzos para liberar tiempo de calidad para la estrategia, seguía cayendo a la base de la pirámide de vez en cuando. Si lo piensas, esta es una situación bastante común en las pequeñas y medianas empresas, donde es difícil hacer la transición necesaria y elevarte al nivel de empresario, mientras dejas la dirección del día a día y el trabajo técnico. Yo lo llamo "perder contacto y ganar control."
Los empresarios vuelven al rol de directivo cada vez que ven que falta capacidad en el equipo de dirección, ya sea por el número de personas que lo dirigen y/o las habilidades de las mismas. O peor. Vuelven al rol de técnicos cuando hay una ola de trabajo que llega de golpe, el trabajo es muy técnico y nadie tiene el conocimiento para hacerlo como él, o bien hay poco personal o mucha rotación.
En ambos casos, el efecto sobre el negocio es devastador, ya que:
- Limita el crecimiento del negocio. Si pones los recursos a producir, no puedes dedicarte a pensar en el futuro.
- Le resta valor a la empresa, ya que depende en exceso de sus socios y no es escalable.
- Expulsa a los buenos técnicos, porque no les permite crecer a través del error y la toma de decisiones.
- Crear una mentalidad a lo largo de la empresa basada en "es igual lo que hagas, porque llegará el empresario y lo resolverá."
- Te frustra personalmente, porque no te deja ganar la libertad que te prometiste al decidir ser empresario.
La solución es simple, pero no fácil: estrategia. Dedica medio día al mes (como mínimo) a la estrategia, con una agenda estructurada y destinada a crecer tú como empresario y a ayudar a tu equipo a crecer. A ser posible, fuera de la oficina y sin interrupciones.
Piénsalo: ¿en qué nivel de la pirámide te encuentras ahora mismo? ¿Dónde quieres estar en seis meses? ¿Necesitas ayuda?
© Oriol López Villena 2021